Envenena mis días…
de la polución de tus gritos,
de la hipocresía de tus silencios.
Contaminalos…
de la rutina de tu compañía.
Que cabalga en el suicidio de mis días a tu lado,
en el sarcasmo que poseyó tus sonrisas; tus palabras.
Contagialos…
de la Esperanza de tu espera,
del regreso de la caricia de tu piel.
Envenena mis noches…
ocultando la luna
entre las sabanas que no ocupas.
entre las sabanas que no ocupas.
Con el frió que no consuelas,
con el calor de tus labios,
que excluyen tu ternura de mis abrazos.
Envenena mi vida…
hazlo cuanto quieras.
Conviértete en la esquina de mi poesía,
en un quebranto que nunca se acabe…
en el circo de tus besos de derrotas marcadas.
Envenenamé de ti…
que si he de morir que sea contigo,
en el veneno de mis días y mis noches,
en el veneno de este amor.
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